La Galería de las Máquinas: Un Monumento a la
Innovación y la Ingeniería
La Exposición Universal de París de 1889 marcó un hito en la historia de la arquitectura y la ingeniería, al presentar al mundo dos estructuras emblemáticas que simbolizaban el avance tecnológico y la audacia creativa de la época: la Torre Eiffel y la Galería de las Máquinas. Este ensayo se propone explorar la importancia y el legado de la Galería de las Máquinas, un pabellón que, aunque efímero en su existencia física, dejó una huella perdurable en la historia de la construcción y el diseño arquitectónico.
Ubicada en el extremo del recinto de la exposición, a los pies del Campo de Marte, la Galería de las Máquinas se erigió como uno de los principales atractivos de la muestra. Concebida para conmemorar el centenario de la Revolución Francesa, esta estructura fue diseñada por el arquitecto Ferdinand Dutert y el ingeniero Víctor Contamin, quienes se valieron de los avances tecnológicos del momento para crear una obra maestra de la ingeniería.
Lo más destacado de la Galería de las Máquinas fue su innovadora estructura, basada en el uso del arco triarticulado, una técnica previamente empleada en la construcción de puentes metálicos. Este diseño permitió la eliminación de columnas intermedias, creando así un amplio espacio central que resultó ideal para la exhibición de las grandes maquinarias industriales de la época. Con una luz de 110,06 metros y una altura de 46,67 metros, la nave central de la galería se convirtió en la más grande del mundo en su momento, deslumbrando a los visitantes con su imponente presencia.
El uso predominante del hierro forjado en la construcción de la Galería de las Máquinas fue una decisión tanto pragmática como estética. Si bien se consideró la posibilidad de utilizar acero, se optó por el hierro debido a su menor complejidad de ejecución y su menor costo. Además del hierro, la galería incorporó otros materiales como el vidrio y la madera, demostrando así la versatilidad y la creatividad de los arquitectos e ingenieros involucrados en su construcción.
En su interior, la Galería de las Máquinas se destacó por su sobriedad y funcionalidad. A diferencia de las construcciones anteriores, donde la ornamentación tenía un papel protagónico, aquí la decoración se redujo al mínimo, con la pintura mural como único elemento destacado. Esta nueva forma de decoración, directamente ligada a la estructura de la construcción, reflejaba la modernidad y la racionalidad de la época, marcando así una ruptura con el pasado arquitectónico.
Inicialmente, tanto la Galería de las Máquinas como la Torre Eiffel fueron recibidas con escepticismo por parte de la crítica, que veía con desconfianza sus innovadoras estructuras. Sin embargo, con el tiempo, ambas construcciones ganaron la admiración del público y se convirtieron en símbolos de progreso y modernidad. Aunque la Galería de las Máquinas fue demolida en 1910, su legado perdura en la expansión del uso del arco triarticulado en la arquitectura moderna, especialmente en la construcción de estaciones ferroviarias.
En conclusión, la Galería de las Máquinas fue mucho más que un simple pabellón de exposición; fue un monumento a la innovación y la ingeniería, que desafió los límites de lo posible y dejó una marca indeleble en la historia de la arquitectura. Aunque ya no exista físicamente, su influencia perdura en cada arco triarticulado y en cada estructura metálica que se erige en el paisaje urbano, recordándonos el poder transformador del ingenio humano.
Referencias:
https://static1.squarespace.com/static/522d0844e4b09d456b0a2ea6/t/65c455eb2397e1188494202f/1707365885867/Galer%C3%ADa+de+las+M%C3%A1quinas+estructura+Isaac+L%C3%B3pez+C%C3%A9sar+Javier+Est%C3%A9vez+Cimadevila+VLC.pdf
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