La segunda Iglesia más antigua de las Américas después de años de deterioro fue restaurada. El pasado 7 de octubre, el arquitecto puertorriqueño Jorge Rigau brindó una conferencia sobre la restauración que dirigió de la Iglesia de San José del Viejo San Juan, Puerto Rico. Indicó que fue un reto la renovación porque como diseñador no solo debió enfocarse y representar lo que se iba a ver, sino que la historia del monumento la debía exaltar. En el de proceso surgieron investigaciones, hallazgos y mejoras del diseño. Uno de los pocos ejemplos de la arquitectura gótica española del siglo 16 es lo que fue.
Este tesoro insustituible que presenta
cuatro siglos de diseño arquitectónico y tiene una historia ostentosa, sobrevivió
el hemisferio occidental. Inicialmente, la Iglesia de San José fue conocida
como la Iglesia de Santo Tomás de Aquino porque estaba poseída por la Orden de Predicadores,
mejor conocida como la Orden de los Dominicos. Sin embargo, fue así hasta el
año 1858 pues los jesuitas tomaron control del convento. Estos trajeron motín neogótico,
le dieron gran calidad de detalle y ornamentación a la iglesia, introdujeron el
pensamiento del suelo en busca del camino hacia la luz y enfatizaron el uso de
la luz. Luego de casi dos décadas de restauración, finalmente se abrió sus
puertas el 19 de marzo sin llevar el monumento al pasado, pero enfatizando su historia.
La restauración requirió de estrategias. Primeramente, el lugar se analizó cuidadosamente porque “no se diseña de primera y el lápiz se tiene que mover con seguridad” (Rigau, 2021). El mayor reto del diseñador es que la interpretación sea la adecuada, para que la restauración sea la acertada. Tratar de llevar el pasado a la actualidad no iba a ser posible, pero presentar su historia y modernizar el lugar sí. Como diseñadores tuvieron que ser cónsonos con la historia del monumento, arqueólogas fueron participes para precisar materiales de las piedras, se requirió análisis de la cal y bastantes estudios sucedieron más allá de la materialidad en los veinte años de restauración. Por ultimo y no menos importante, los obreros tuvieron un protagonismo fundamental, puesto que trabajaron con materiales poco comunes, removieron cemento que cubría paredes y lograron bajo la dirección de arquitectos e ingenieros crear nuevas envolturas.
Finalmente, los diseñadores y personas involucradas en el proceso lograron su cometido. Es asombroso que una maravilla histórica de 4 siglos en las Américas continúe. Definitivamente, la restauración fue acertada, haber resaltado cómo ha sido su continuidad a través del tiempo y no lo que fue, lo hace más extraordinario. El estudio que se generó en veinte años de restauración fue enriquecedor, debido que no solo trajeron conocimientos históricos, sino que permitió mayor comprehensión de lo que se estaba haciendo. Definitivamente, para no tener planos iniciales de lo que había, se tiene de todo lo que nunca se pensó que hubiese porque se buscó hasta en las piedras.
Referencias
Conferencia narrativa por arquitecto Rigau el jueves, 7 de octubre de 2021a las 11:30 am vía Facebook live.
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